El conflicto entre Trump y Musk refleja esencialmente la colisión de dos rutas económicas diferentes. Trump sigue una estrategia de desglobalización, mientras que el modelo de negocio de Musk depende profundamente del mercado global, especialmente su negocio de vehículos eléctricos.

El punto clave en la relación de enfriamiento entre ambos es que las políticas relacionadas con los vehículos eléctricos no se han desarrollado en la dirección esperada por Musk. Musk está claramente decepcionado, después de todo, ha invertido mucho dinero y energía en apoyar a Trump, solo para descubrir que la postura política de Trump amenaza sus intereses comerciales.

El descontento de Musk se puede entender como: haber pagado un alto precio para llevar a Trump al centro del poder, solo para descubrir que las decisiones políticas del otro lo colocan en una posición desfavorable, e incluso podría asumir pérdidas económicas.

Esta grieta indica que incluso las relaciones políticas y empresariales que parecen sólidas pueden tambalearse debido a conflictos de intereses fundamentales. Las discrepancias actuales entre ambos son esencialmente el choque directo de dos ideas económicas: la globalización y el proteccionismo.