El modelo coreano

Intermedio7/23/2025, 9:49:32 AM
En este artículo se examina en profundidad la lógica que impulsa la reforma de las políticas surcoreanas sobre stablecoins, considerando los cambios políticos, la presión económica y la aceptación tecnológica. Se expone cómo Corea del Sur utiliza stablecoins respaldadas por su moneda nacional para hacer frente a la hegemonía del dólar y construir una infraestructura financiera digital propia.

Cuando el expresidente Yun Suk-yeol declaró la ley marcial en aquella inusual noche de diciembre de 2024, enviando tropas a la Asamblea Nacional e intentando desencadenar una guerra con Corea del Norte, probablemente no anticipó que el fin de su carrera política encendería una de las agendas de política cripto más ambiciosas a nivel mundial.

Sin embargo, eso fue precisamente lo que ocurrió.

El intento de golpe de Estado, que duró dos horas y terminó con su destitución, generó un vacío de poder inmediatamente ocupado por Lee Jae-myung, exgobernador provincial conocido por su perfil disruptivo. Con un gobierno cohesionado y un mandato claro, la administración Lee presentó la Ley Básica de Activos Digitales pocos días después de asumir el cargo e inició el desmantelamiento de ocho años de restricciones corporativas al ecosistema cripto.

Antes de profundizar, conviene saber algo esencial sobre Corea del Sur: se trata de una economía tecnológicamente avanzada, con una población altamente familiarizada con el mundo cripto, pero que sigue enfrentando desafíos estructurales que la política monetaria tradicional no ha podido resolver. Las criptomonedas se presentan así como una vía tanto para aliviar presiones económicas inmediatas como para cimentar una ventaja competitiva sostenible.

El cross-chain no es solo una funcionalidad. Es el futuro.

La mayoría de experiencias cross-chain actuales resultan ineficaces: abundan los puentes poco seguros, los hackeos y las soluciones improvisadas.

t3rn resuelve el problema con un planteamiento completamente distinto: ejecución atómica, reversible y sin necesidad de confianza entre cadenas.

En la práctica, esto significa:

  • Puede ejecutar un contrato inteligente en Ethereum y liquidarlo en Polkadot.
  • Puede desarrollar aplicaciones que funcionen de forma nativa en múltiples cadenas.
  • Y si algún paso del proceso falla, la operación completa se revierte de manera automática.

No volverá a necesitar puentes de tokens ni flujos fragmentados. La interoperabilidad, modular y eficiente, queda integrada directamente en sus contratos.

No es un atajo. Así debió funcionar el cross-chain desde el principio.

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Actualmente, más de 16 millones de surcoreanos disponen de cuentas cripto, superando por primera vez los 14,1 millones de inversores bursátiles del país. Por primera vez en la historia nacional, la participación minorista en activos digitales ha desplazado a la renta variable tradicional.

Cerca de un tercio de la población coreana invierte en cripto. Entre los menores de 60 años, la proporción supera la mitad. El 20% de los funcionarios ya declara tenencias combinadas en cripto por valor de unos 9,8 millones de dólares. Según un informe del Hana Institute of Finance, el 27% de los coreanos entre 20 y 50 años posee cripto, y los activos digitales suponen el 14% de su patrimonio financiero.

Esta tendencia culmina años de adopción progresiva, impulsada por la presión económica, la cultura tecnológica y un sistema político que, por fin, ha optado por integrar en vez de bloquear la revolución cripto.


@yna

La base económica

La apuesta cripto surcoreana parte de presiones económicas reales que no encuentran solución en las herramientas convencionales. El gobierno pronostica un crecimiento del PIB del 0,8% en 2025, cifras propias de una recesión. El desempleo juvenil alcanzó el 7,5% en marzo, el nivel más alto para ese mes desde 2021.

La deuda pública sobre el PIB de Corea del Sur está en torno al 47–48%, al alza tras la pandemia pero ya estabilizándose. A finales de 2024, la deuda de los hogares suponía entre el 90 y el 94% del PIB, siendo de las más elevadas del mundo y la mayor entre países desarrollados y asiáticos. Esto contrasta con grandes economías donde la deuda estatal es mucho mayor a la privada: en EE. UU. la deuda familiar es del 69,2% frente al 128% gubernamental, y en Japón la estatal alcanza el 248% frente al 65,1% de los hogares. Este perfil invertido genera un tipo de presión en el que el estrés financiero personal, y no la deuda soberana, condiciona la política pública.

Cuando suben los tipos y se estanca la economía, la losa crediticia bloquea el consumo privado, algo que la política monetaria no puede solucionar por sí sola.

Para muchos jóvenes, el cripto es, en palabras de la investigadora Eli Ilha Yune, “desesperación financiera”: no tanto defensa ideológica del blockchain, sino una respuesta práctica a la falta de vías para crear patrimonio. Las inversiones clásicas apenas ofrecen rendimiento, la vivienda resulta inalcanzable y el sistema de pensiones genera dudas sobre su sostenibilidad.

Por ello, la adopción cripto en Corea difiere mucho de la visión occidental, centrada en la diversificación o la especulación tecnológica. Para el inversor coreano, el cripto es ya infraestructura financiera esencial y la política pública responde a una realidad asentada.

La administración Lee basa su estrategia en evitar que la riqueza coreana fluya al exterior mediante activos digitales denominados en dólares. Actualmente, la compra de stablecoins por parte de inversores coreanos se realiza mayoritariamente en USDT o USDC, lo que supone exportar capital hacia infraestructuras bajo control estadounidense.

En el primer trimestre de 2025, los exchanges surcoreanos transfirieron alrededor de 56,8 billones de wones (unos 40.600 millones de dólares) en activos digitales al extranjero. Las stablecoins representaron 26,87 billones de wones (19.100 millones de dólares), casi la mitad (47,3%) del total transferido.

Paradójicamente, esta salida de capital ocurre en un contexto de fortaleza del won. El KRW se ha apreciado cerca del 6,5% frente al dólar en 2025, con cotizaciones en torno a ₩1.393-1.396 por dólar en julio. Esto evidencia que la preferencia por stablecoins en dólares no responde a la debilidad de la moneda local, sino a la ausencia de alternativas en won y al dominio global de la infraestructura cripto basada en el USD.

La Ley Básica de Activos Digitales establece un marco regulatorio para que las empresas emitan stablecoins respaldadas por el won. El requisito de capital es de 500 millones de wones (aprox. 370.000 dólares), lo que supone una barrera de entrada baja para estimular la competencia nacional sin renunciar a un mínimo de solvencia.

¿Funciona realmente la stablecoin vinculada al won como escudo contra la fuga de capitales? En la práctica, los coreanos podrán seguir convirtiendo won a USDC si quieren exposición al dólar. El objetivo, por tanto, es reducir el atractivo de las stablecoins extranjeras ofreciendo ventajas similares (programabilidad, acceso a DeFi, operativa sin interrupciones), pero sin necesidad de cambios de divisa. Más relevante aún, la infraestructura financiera, los servicios y las comisiones quedan en manos de entidades coreanas en lugar de Circle o Tether. Se trata de incentivos prácticos y comodidad, no de controles, que favorecen la opción local y mantienen la supervisión nacional.

Ocho grandes bancos surcoreanos ultiman el lanzamiento de una stablecoin anclada al won para finales de 2025 o comienzos de 2026. El consorcio está formado por KB Kookmin, Shinhan, Woori, Nonghyup, Industrial Bank of Korea, Suhyup, K Bank e IM Bank. El objetivo no es solo plantar cara a USDT y USDC, sino asentar una infraestructura que retenga el flujo económico en el ámbito doméstico.

Esta estrategia responde a la preocupación mundial por la primacía del dólar en las finanzas digitales: el 99% de stablecoins están ligadas al USD, lo que otorga un control desproporcionado a instituciones y reguladores estadounidenses sobre los cimientos del mundo cripto.

El Banco de Corea ha manifestado sus reservas frente a las stablecoins privadas, advirtiendo de que podrían “debilitar gravemente la política monetaria y crear riesgos sistémicos”. Esta discrepancia llevó a la suspensión del proyecto coreano de moneda digital del banco central (CBDC) en junio, ya que las autoridades consideraron que las alternativas privadas podían cumplir esa función de modo más eficiente.

Transformación institucional

En 2017, Corea del Sur prohibió a empresas e instituciones financieras abrir cuentas en exchanges de criptomonedas, alegando riesgos de especulación y blanqueo de capitales. Solo los particulares podían operar con cuentas nominativas y verificadas, mientras los bancos enfrentaban controles estrictos. El gobierno ha iniciado la retirada progresiva de estas restricciones.

Primera fase (mediados de 2025): las organizaciones sin ánimo de lucro y ciertos organismos públicos pueden ya liquidar criptomonedas provenientes de donaciones o incautaciones, siempre que cumplan con exhaustivas medidas de cumplimiento —cuentas nominativas en won y comités de control interno.

De cara a finales de 2025, se ampliará la posibilidad de apertura de cuentas en exchanges a unas 3.500 compañías cotizadas e inversores institucionales profesionales a través de un programa piloto. Dichas cuentas deberán verificarse por nombre real y someterse a estrictos controles de prevención de blanqueo de capitales (AML) y conocimiento del cliente (KYC). Las autoridades han anunciado que las sociedades cotizadas podrán por fin acceder al cripto de manera directa, lo que permitirá la adopción corporativa a escala.

Los principales exchanges nacionales ya han lanzado o mejorado productos “institucionales”, soluciones de custodia y servicios de alto nivel anticipando el aumento de la demanda por parte de grandes compañías e inversores profesionales.

Por ahora, bancos, gestoras y brokers siguen excluidos de la compraventa directa de criptoactivos. Así, serán las empresas industriales y comerciales, y no las financieras, quienes lideren la primera oleada institucional coreana, potenciando su ventaja en el nuevo marco regulatorio.

La validación política

Diversos sectores respaldan la agenda cripto de Lee, que va más allá de su propio Partido Demócrata. Tanto el gobierno como la oposición se comprometieron a legalizar los ETF cripto en la última campaña electoral, un momento muy poco habitual de consenso bipartidista en Corea. La Financial Services Commission, que antes se oponía a tratar los ETF cripto, ha presentado un plan para aprobar ETF spot de Bitcoin y Ethereum antes de que acabe 2025.

Esta evolución política refleja la relevancia del cripto para el electorado. Con más de 16 millones de titulares, es decir, cerca de un tercio de la población, la estrategia digital ha pasado al primer plano del debate público.

El gobierno también ha promovido medidas favorables para las empresas del sector. El Ministerio de Pymes y Startups planea eliminar las limitaciones que impiden que las compañías cripto se beneficien del estatus de empresa innovadora, facilitando el acceso a incentivos fiscales -como un 50% de reducción en el impuesto de sociedades durante cinco años y un 75% de bonificación en el impuesto de transmisiones patrimoniales.

Los inversores locales han reaccionado positivamente a estos avances regulatorios. Las acciones de la banca subieron tras el registro de marcas stablecoin. Kakao Bank avanzó un 19,3% tras presentar una solicitud relacionada con cripto, y KB Financial Group ganó un 13,38% en circunstancias similares.

De forma aún más destacada, los inversores minoristas coreanos inyectaron casi 450 millones de dólares en acciones de Circle Internet Group durante junio, convirtiéndose en la acción extranjera más adquirida ese mes. El valor de las acciones de Circle se disparó más de un 500% desde su debut, empleada por los inversores como barómetro global del potencial de las stablecoins.

Este patrón de inversión revela una comprensión avanzada del posible impacto de las políticas coreanas sobre la demanda mundial de infraestructuras cripto. Los inversores locales se están posicionando ante la capacidad de Corea del Sur para influir en el ecosistema digital global.

No obstante, la estrategia cripto de Lee enfrenta fuertes presiones externas. El presidente de EE. UU., Donald Trump, ha amenazado con aranceles recíprocos del 50%, lo que supondría un duro golpe para una economía coreana altamente dependiente de las exportaciones (40% del PIB). Un conflicto comercial así podría desencadenar una recesión, limitando la capacidad inversora en cripto sin importar los avances regulatorios.

El escenario actual obliga a Corea a acelerar la implantación de su infraestructura digital antes de que eventuales conflictos comerciales dificulten las inversiones en nuevos sectores.

A nivel interno, persisten tensiones regulatorias: el Banco de Corea sigue prefiriendo que las stablecoins se gestionen bajo supervisión bancaria, en vez de dejar su emisión a compañías tecnológicas.

La fiscalidad tampoco está completamente definida. El impuesto del 20% sobre ganancias patrimoniales de activos digitales superiores a 2,5 millones de wones anuales se ha retrasado varias veces, pero sigue en la agenda. El modo en que esta tributación se sincronice con el acceso empresarial marcará el ritmo de la adopción institucional.

El enfoque coreano es observado en todo el mundo como posible modelo para países con retos y patrones tecnológicos similares. La plena integración regulatoria, el acceso institucional y la infraestructura stablecoin nacional constituyen una estrategia integral para la integración de activos digitales.

Si Corea lo logra, su modelo podría influir en la elaboración de políticas en economías asiáticas y servir de referencia a quienes desean preservar la soberanía monetaria sin renunciar a la innovación digital.

Nos encontraremos la próxima semana con otro caso singular.

Hasta entonces… mantén fuerte el HODL,

Thejaswini (la autora)

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